Por mi
conocimiento, considero que hay solo 2 religiones: la verdadera y la falsa. La
primera se basa en el amor a Dios y a su
semejante; la segunda, se basa en el beneficio personal. Ser religioso no es
cumplir con las reglas, leyes o mandamientos sólo por cumplirlas; sino
cumplirlas con el propósito de adoración y
sometimiento por la deidad y voluntad de Dios. En el principio no había
religiones (nombres de grupos religiosos), había una relación entre Dios y el
hombre. Veamos algunos ejemplos de errores que una persona religiosa puede
cometer. (Génesis 4:3-10) En Caín
podemos ver que el ofrecer un culto, ofrenda u holocausto no garantiza
que haya una actitud pura, limpia, sincera, de agradecimiento, de
humillación y adoración a la grandeza de
un Ser Todopoderoso. Caín pensó que con el hecho de traer la ofrenda seria
automáticamente aceptada por Dios, pero no, sabe Dios cuál sería la motivación
por la cual ofreció la ofrenda. Dios no miró el hecho de que se le ofreció una
ofrenda sino que Él miro la intensión de su corazón. Cuando Caín se sintió
rechazado se enfureció al punto de matar a su hermano. No lo hubiera hecho si
hubiera tenido temor y respeto a Dios y por supuesto amor a su hermano. Tuvo
celos. Otro ejemplo es los hijos de Aarón. Números 3:4. Aarón y sus hijos
fueron puestos por Dios como sacerdotes, pero por ignorancia, descuido o falta
de temor, éstos dos hombres hicieron lo que ellos pensaron era correcto, pero
vemos que estaban equivocados, les costó la vida. Dios demanda temor y obediencia; pensaron que con ser sacerdotes
estaban salvos de condenación. Recuerde que fuimos creados para la honra y
gloria de Dios, no para recibir gloria y honra entre nosotros mismos. Ahora
veamos Mateo 23:23, «! Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque
diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la
ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar
de hacer aquello.» ¿Qué le parece esta religiosidad? Los conocedores de la ley,
los que estaban para impartir justicia y guiar al pueblo hacia Dios. Estaban;
sin pensarlo, quiero creer, fallando en el propósito por lo cual habían sido
nombrados. ¿Tenían ellos un acercamiento con Dios o solo eran ritos y
costumbres lo que realizaban? Fíjense, Querían matar al hijo de Dios, solo
porque Jesús no les obedecía en lo que ellos querían. No eran espirituales, lo que querían era el
poder, la honra y la gloria. Ellos pensaban que la ley no sería aplicada a
ellos, puesto que eran los jueces y
guías, pero vemos que no. Jesús puso el
ejemplo de cumplir con la ley. Jesús los
desenmascaró diciendo: “¿Quién de vosotros, si su asno… cae en algún
pozo, no lo sacará…, aunque sea en día de reposo, Lucas14:5”. Ahora veamos qué
es cumplir con la ley de acuerdo a Jesús. Él les dijo a los escribas y fariseos
que si se invalida una ley por causa de hacer el bien, entonces la persona
queda sin culpa (Mateo 12:2-12). En estos ejemplos estamos viendo una errónea
religiosidad, no santidad ni relación con Dios. Un día ellos también le
trajeron a Jesús una mujer para que la juzgara de acuerdo a la ley y le
dijeron: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de
adulterio… y tú, pues, ¿qué dices?”... y Jesús les dijo: “El que de vosotros
esté limpio sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”. En
cierto sentido, Jesús no cumplió en ella lo que en la ley de Moisés se le
estableció al pueblo de Israel, primero que nada ¿por qué no apedrean al hombre
también?, sería justo, ¿no? Jesús dijo en Mateo 5:17: “No penséis que he venido
para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir”. Entonces aquella persona que cumple la ley, no es la que juzga a su
conveniencia o intuición (opinión) sino el que ejercita la justicia, la
misericordia y la fe que se resume en el amor a Dios y a nuestro prójimo como a
nosotros mismo. Jesús mostró misericordia a la mujer y justicia en la acción;
el hombre también debería ser apedreado. No quebrantemos los mandamientos de
Dios por tradiciones o reglas internas olvidándonos de lo más importante, el
AMOR (Mateo 15:1-9).
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