domingo, 4 de febrero de 2018

LA SANA DOCTRINA ADULTERADA



Tanto en tiempos de antaño como en nuestros días se escuchan algunos predicadores desviando la enseñanza del evangelio y el tradicionalismo religioso por una posición y/o poder económico, político y/o social. [2 Timoteo 4:3-4: Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,  y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.  Marcos 7:9, Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.] Algunos maestros de la ley, jueces, sacerdotes, escribas, y  ancianos, hoy evangelistas, pastores, sacerdotes, mesa directiva, diáconos, etc. han hecho de las tradiciones, costumbres y reglas, enseñanzas de Dios, dando lugar al oportunismo para dominar y ejercer autoridad sobre su grupo. Han olvidado practicar el amor a Dios y al prójimo a través del servicio, dando lugar a la imposición y/o demanda de ciertas reglas y/o costumbres, por causa del poder. [Marcos 7:42-45: Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos]. Las tradiciones fueron apagando el temor a Dios hasta el punto de que no les dolía pecar, pues al fin y al cabo se purificaban ofreciendo un sacrificio para remisión de sus pecados, dicha actitud de hábito fue rechazada por Dios tanto que envió a su hijo como el último sacrificio vivo que Dios tomaría en cuenta para la remisión de pecados. Ejemplo, no era permitido hacer ninguna actividad en el día de reposo; sería lógico pensar que si se trataba de ayudar a mi prójimo bajo la ley, no sería ofensivo para Dios el ayudarlo en el momento de su necesidad, pero sí lo era para el hombre a quien se le había encargado ejecutar la ley. Estaban enseñando por ley su propia opinión de ella. Según los líderes religiosos, Jesús no estaba cumpliéndola, pues hacía milagros en el día de reposo, y que porque no deberían hacer nada  en ese día condenaban su actitud; olvidándose así del objetivo principal de la ley; el amor. Jesús revivió la fe con sus enseñanzas y los discípulos predicando el arrepentimiento para perdón de pecados, proclamando las buenas nuevas de que el Reino de Dios se había acercado a la tierra con la venida del mesías prometido, Jesucristo, el hijo de Dios, el salvador que ellos estaban esperando. Y por estar tan apegados a sus hábitos las enseñanzas de Jesús les parecían nuevas, porque él no sólo predicaba, sino que también hacía cosas que un humano sería incapaz de hacer mostrando con esto su Divinidad. Por otro lado, los religiosos envidiaban a  Jesús por su sabiduría. Y porque no era del grupo socio-económico de ellos, no le daban la razón; pues sólo era hijo de José, un carpintero sin educación secular religiosa. Los encargados de ejercer la ley, la violaron al juzgarle equivocadamente, envidiándole por su doctrina, dando falso testimonio y finalmente matándole. El celo, en su carne, a sus tradiciones les llevó al odio hasta el punto de quitarle la vida,  aunque no encontraron en él pecado sino compasión, servicio y amor. Hoy en día pasa lo mismo con algunas enseñanzas tales como la prosperidad, sanidad, costumbres; cubrirse el pelo, no instrumentos para la alabanza, religión, etc. estos no son malos en sí mismos, sino el darles la preeminencia, juzgando a los demás como errados y hasta no salvos. En Marcos 1:4,15 está el mensaje que debemos compartir [… Juan… y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados, y Jesús… el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.] No nos dejemos llevar por cualquier corriente de doctrina; la sana doctrina nos acerca a Dios y al prójimo a través de la justicia, la compasión y el amor, y por el contrario, la doctrina adulterada fomenta nuestra opinión, materialismo y egocentrismo. No nos apartemos del objetivo principal del evangelio; la salvación del prójimo por amor.