martes, 3 de septiembre de 2013

CONFORME AL CORAZON DE JEHOVA



¿Podría alguien estar conforme al corazón de Jehová? ¿Si no hay ningún justo, ni uno solo? Suena imposible. El corazón de Dios es puro, limpio, justo, santo, perfecto, etc., etc… todo lo contrario al ser humano; pero de acuerdo a la biblia en 1ra de Samuel 13:14, hechos 13:12, mencionan que David andaba conforme al corazón de Jehová. ¿Qué quiere decir esto, si David fue un asesino? pues era un guerrero, cometió homicidio al permitir que mataran a su soldado durante la guerra. Y por si fuera poco, también adulteró, quitándole la mujer a su soldado por codicia y ociosidad. Desde muy jovencito David mostró ser valiente y extrovertido, nada miedoso ni tímido. Dios siempre estaba con él porque David le buscaba y creía en él, haciendo todo lo que le pedía. Él era muy astuto pero también sumiso; suficientemente inteligente para reconocer sus errores, pedir perdón y no volverlos a cometer. Dios no mira lo que mira el hombre, sino que él mira el corazón, y el por qué hiciste o no las cosas. (1ra. Crónicas 23:5, 2nd Crónicas 7:6) La biblia menciona que David le componía canciones y poemas para exaltar el poder, el amor y la fidelidad de Dios. Le entregaba sus batallas; y cuando él le alababa su espíritu, alma y cuerpo, él estaba realmente entregado a la adoración. No lo hacía por llamar la atención, sino que lo hacía por la gran pasión que sentía, envolviendo agradecimiento y regocijo para y por Dios. Obraba con justicia hacia su prójimo, porque le amaba y respetaba, como Dios quería (1ra Crónicas 16:1-4), tenía deseo y pasión de ser cada día más justo, obediente y entregado a Dios. Reconocía que Jehová era el Todopoderoso y que los demás dioses eran hechos por manos humanas fabricados de barro, madera, piedra, oro y otras clases de metal. Que aquéllos no tenían el poder del Dios invisible. David tenía una relación íntima con su creador; le contaba sus sueños, le preguntaba cómo resolver sus asuntos, le entregaba sus victorias. Reconocía que no eran de él sino de Dios, pues en verdad Dios le decía cómo hacer para ganarlas, le escuchaba y aunque en lo humano también era apasionado y fallaba; se le compungía su espíritu, reconocía y aceptaba el castigo, y entonces ordenaba sus caminos hacia Dios. Como seres humanos, jamás seremos perfectos por obras; porque mientras estemos en este cuerpo, algunas veces fallaremos, pediremos perdón de todo corazón y enderezaremos nuestros caminos. En esta misma forma, todo seguidor de Dios es perfecto, no por lo que hace, sino  por Jesucristo. En Él nos perfeccionamos porque Él es perfecto. Somos santos, no porque seamos muy puros, sino porque Jesús nos santificó. Somos redimidos porque también nos redimió. Cuando uno es justificado ante Dios, es porque tiene una amistad con Jesucristo; esto es hermoso, porque si no fuera por Él, nadie entraría ante la presencia de Dios (Gálatas 2:11-21). Ahora bien, cuando usted y yo reconocemos que no somos nada sin Él; y le buscamos para que gobierne nuestra vida entera y estemos dispuestos a obedecerle, entonces empezaremos a estar conforme a su corazón. Porque en su corazón está el que haya una relación y entrega total, entre Dios y el hombre.

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