¿Podría
alguien estar conforme al corazón de Jehová? ¿Si no hay ningún justo, ni uno
solo? Suena imposible. El corazón de Dios es puro, limpio, justo, santo,
perfecto, etc., etc… todo lo contrario al ser humano; pero de acuerdo a la
biblia en 1ra de Samuel 13:14, hechos 13:12, mencionan que David andaba
conforme al corazón de Jehová. ¿Qué quiere decir esto, si David fue un asesino?
pues era un guerrero, cometió homicidio al permitir que mataran a su soldado
durante la guerra. Y por si fuera poco, también adulteró, quitándole la mujer a
su soldado por codicia y ociosidad. Desde muy jovencito David mostró ser
valiente y extrovertido, nada miedoso ni tímido. Dios siempre estaba con él
porque David le buscaba y creía en él, haciendo todo lo que le pedía. Él era
muy astuto pero también sumiso; suficientemente inteligente para reconocer sus
errores, pedir perdón y no volverlos a cometer. Dios no mira lo que mira el
hombre, sino que él mira el corazón, y el por qué hiciste o no las cosas. (1ra.
Crónicas 23:5, 2nd Crónicas 7:6) La biblia menciona que David le componía
canciones y poemas para exaltar el poder, el amor y la fidelidad de Dios. Le
entregaba sus batallas; y cuando él le alababa su espíritu, alma y cuerpo, él
estaba realmente entregado a la adoración. No lo hacía por llamar la atención,
sino que lo hacía por la gran pasión que sentía, envolviendo agradecimiento y
regocijo para y por Dios. Obraba con justicia hacia su prójimo, porque le amaba
y respetaba, como Dios quería (1ra Crónicas 16:1-4), tenía deseo y pasión de
ser cada día más justo, obediente y entregado a Dios. Reconocía que Jehová era
el Todopoderoso y que los demás dioses eran hechos por manos humanas fabricados
de barro, madera, piedra, oro y otras clases de metal. Que aquéllos no tenían
el poder del Dios invisible. David tenía una relación íntima con su creador; le
contaba sus sueños, le preguntaba cómo resolver sus asuntos, le entregaba sus
victorias. Reconocía que no eran de él sino de Dios, pues en verdad Dios le
decía cómo hacer para ganarlas, le escuchaba y aunque en lo humano también era
apasionado y fallaba; se le compungía su espíritu, reconocía y aceptaba el
castigo, y entonces ordenaba sus caminos hacia Dios. Como seres humanos, jamás
seremos perfectos por obras; porque mientras estemos en este cuerpo, algunas
veces fallaremos, pediremos perdón de todo corazón y enderezaremos nuestros
caminos. En esta misma forma, todo seguidor de Dios es perfecto, no por lo que
hace, sino por Jesucristo. En Él nos
perfeccionamos porque Él es perfecto. Somos santos, no porque seamos muy puros,
sino porque Jesús nos santificó. Somos redimidos porque también nos redimió.
Cuando uno es justificado ante Dios, es porque tiene una amistad con
Jesucristo; esto es hermoso, porque si no fuera por Él, nadie entraría ante la
presencia de Dios (Gálatas 2:11-21). Ahora bien, cuando usted y yo reconocemos
que no somos nada sin Él; y le buscamos para que gobierne nuestra vida entera y
estemos dispuestos a obedecerle, entonces empezaremos a estar conforme a su
corazón. Porque en su corazón está el que haya una relación y entrega total,
entre Dios y el hombre.
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